lunes, 9 de junio de 2008

ABRAHAN B. YEHOSHÚA.




Eran unas voces casi silenciosas, unas voces que se morían antes de salir. Dos damas elegantes charlaban en un español bello y antiguo; eran dos damas, judías sefarditas, en un Estambul de 1990. Me quedé fascinado, me pasó algo parecido a lo que debió sentir el Doctor Pulido, un siglo antes. Siempre me ha interesado el mundo judío, el sefardita y el ashkenazi, es un mundo lleno de visiones y esperanzas.
Hay un libro maravilloso, una novela casi total , se llama "Viaje al fín del milenio" y su autor no podía ser otro que Abrahan B. Yehoshúa, un escritor que junto a Amos Oz, hacen de la literatura israelí un pozo de claras aguas y descubrimientos.

" Por las noches, durante el viaje, cuando por falta de viento la nave estaba parada y se oía el crujir de la madera en medio del mar oscuro frente a un cielo cargado de estrellas, Ben Atar se preguntaba muchas veces qué diablos le había impulsado a dejar su casa y a sus hijos y a poner en peligro tanto a sus dos queridas mujeres como a su mercancía, en ese viaje de los demonios tan arriesgado. ¿ Por qué se había obstinado en recuperar el afecto de su socio Abulafia, cuando podía encontrarle un sustituto que, aunque no comerciara con el mismo éxito y la misma fidelidad que su querido sobrino, podría establecer relaciones comerciales con los viejos mercados de Provenza y Toulouse y dejarle a él , como intermediario, un buen beneficio con el que conservar su buen nombre, su honor y el bienestar de sus dos casas?


Abrahan B. Yehoshúa


Estamos en la Europa del siglo X, en un viaje desgarrador.


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