jueves, 11 de septiembre de 2008

11 DE SEPTIEMBRE.



Leer a Salvador Espriu es un regalo. Un regalo que hoy tiene significación especial y que acompaño de vino dulce y yemas.


La poesía de Espriu es una meditación de la muerte para la vida, es una poesía que apasiona o no interesa nada; sus versos casi nunca tienen rima pero llevan belleza y preguntas.


Tengo una edición bilingüe de sus poemas, realizada al cuidado de Enrique Badosa y traducida con esmero.


" Però en la sequedat arrela el pi
crescut des d´ella cap al lliure vent
que ordeno i dic amb unes poques lletres
d´una breu i molt noble i eterna paraula :
m´asço vell tronc damunt la vella mar,
ombrejo i guardo el pas del meu camí,
reposa en mi la llum i encalmo ja la nit,
torno a la dura veu en nu roquer del cant"

(" Pero en la sequedad arranca el pino
crecido desde ella hacia los libres vientos
que ordeno y digo con las pocas letras
de una breve y muy noble y eterna palabra :
me yergo viejo tronco sobre la vieja mar,
doy sombra y guardo el peso de mi camino,
reposa en mi la luz y encalmo ya la noche,
devuelvo la voz dura
en el desnudo roquedal del canto" )

Salvador Espriu (1913-1985)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Arrel es raíz y arrelar, echar raíces, no sé cómo se les ha pasado por alto en la traducción.

En un día como hoy quizás habría que decir también algo de Martí i Pol: La veritable mort és desertar, la verdadera muerte es desertar. Gracias, José María.