jueves, 8 de enero de 2009

LICORERA.


En los viejos bares que saben a leña y a humo centenario, muy temprano se toma el aguardiente pá matar el gusanillo, y en verano con un higo chumbo para ahuyenta los malos paladares.

" El anisado turbio, con unas gotas de agua,
servido con prudencia en Navidad
o algún amanecer frío de invierno;

el vino dulce, que abre el apetito,
o el chorro de coñac en el huevo batido,
como sobrealimento, cuando estabas enfermo;

la caña de cerveza y el primer cigarrillo
en un lugar ruidoso, con un inmerecido
prestigio de antesala del infierno,

y el ron, de madrugada, acompañado
de una mujer mayor que tú que brinda
por la Revolución y te da un beso;

hasta la última copa de esta noche,
este wisky que ya te sabe mal
y que no te devuelve la embriaguez de aquel tiempo "

José Manuel Benítez Ariza.

1 comentario:

Lu Serrate dijo...

Con tanta copa claro que no te devolverá la embriaguez de aquel tiempo, ¡te la alargará! :-D