jueves, 14 de mayo de 2009

ECOS.


¿Quién no recuerda esas viejas casas llenas de fantasmas? De niño, en la calle Molino de Ronda, había una por cuya acera nunca pasaba; alguien me dijo que la habitaba el espíritu de un muerto. Años después, derribada ya, tomaba cervezas al lado para descubrir que los espíritus están en nuestros sueños y en los ojos de algunas compañeras de estudios. Y , como casi siempre, llega un poema...

" Una casa con ecos de otros huéspedes
que salen el domingo. En el mercado,
buscadores de un oro matutino
que madrugan pensando en dormir luego.

La ciudad está llena de fantasmas
como ellos y yo, la sola idea
de no ganar la vida y no perderla
o el oficio de ver cómo el día se enturbia
hasta que, poco a poco, se ha convertido
en noche "

Álvaro García.

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