domingo, 28 de junio de 2009

" LA BUSCA "


Es bueno releer a Pío Baroja, un escritor que nunca desfrauda y en el que se encuentran detalles esenciales para comprender silencios y demoras.

" Se levantó Manuel, y salió a la calle. Paseando, se acercó al Viaducto, a su sitio favorito, a mirar el paisaje y la calle de Segovia.
Era una mañana espléndida, de un día de primavera. En el sotillo próximo al Campo del Moro algunos soldados se ejercitaban tocando cornetas y tambores; de una chimenea de ladrillo de la Ronda de Segovia salía a borbotones un humazo obscuro que manchaba el cielo, limpio y transparente; en los lavaderos del Manzanares brillaban al sol las ropas puestas a secar , con vívida blancura.
Manuel cruzó despacio el Viaducto, llegó a las Vistillas, miró cómo unos traperos hacían sus apartijos, después de extender el contenido de los sacos en el suelo, se sentó un rato al sol. Veía,con los ojos entornados, los arcos de la iglesia de la Almudena, por encima de una tapia;más arriba, el Palacio Real, blanco y brillante; los desmontes arenosos de la Montaña del Príncipe Pío, y su cuartel rojo y largo, y la hilera de casas del paseo de Rosales, con sus cristales incendiados por la luz del sol..."

Pío Baroja (1872-1956)

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