sábado, 4 de julio de 2009

LA DETENCIÓN.


Los sábados me gusta perderme a desayunar por sitios nuevos. He descubierto un bar tranquilo, sin televisión, en el que hay un aceite de calidad y un pan con sabor antiguo. Llevaba "La vanguardia" y un libro de relatos de título sugerente, " De calles y noches de Praga". Egon Erwin Kisch fue periodista y agitador político; primer comandante de los Guardias Rojos de Viena, luchó en España y vivió muchos años en los Estados Unidos de América y México. Poco antes de morir regresó a su Praga natal. Sus crónicas son profundas, irónicas y muy recomendables.

" Me escriben para que relate otro recuerdo periodístico. Allá va.

La historia, que trata de cómo cuatro policias consiguieron detenerme una vez con su talento para la estrategia, no la he contado hasta ahora por dos razones :

1.ª Es una ley no escrita que el periodista no debe divulgar una palabra de los secretos de su técnica. Así, por ejemplo, ningún lector debe enterarse de cómo la prensa averigua a su debido tiempo, casi siempre con grandes dificultades, la noticia de la muerte de hombres ilustres. La mayoría de los porteros del Palais de Praga, y de los despachos e instituciones públicas han sido expresamente avisados por las redacciones para que les comuniquen sin tardanza los eventuales fallecimientos, y cuando alguna personalidad está enferma, la casa es además sometida a vigilancia, para que el lector se entere a la mañana siguiente de la triste noticia.

2.ª Habría sido una falta de tacto informar de un acontecimiento vinculado a una vigilancia así mientras el entonces vigilado seguía con vida.

ahora, sin embargo puedo contar la historia. Me atengo tan poco a las leyes no escritas como a las escritas, y por ello descubro con toda franqueza los secretos del servicio de necrológicas; y, a despecho del peligro de que algún distinguido lector se estremezca, revelo por la presente que algún que otro hombre que sigue paseando felizmente por su despacho más fresco que una lechuga ha sido somentido a esa vigilancia.
Sucedió hace ya unos años... "

Egon Erwin Kisch (1885-1948)

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