viernes, 12 de marzo de 2010

MILANA BONITA, MILANA BONITA.


Cuando muere uno de los grandes escritores españoles, poco se puede decir que no se haya dicho. Hay que volver a sus libros y disfrutar de una prosa que bucea en el castellano perfecto. Con sus libros he pasado estaciones, he visto la muerte, la tristeza de la jubilación y el camino del cazador. Con el café vuelvo a " Los santos inocentes" y me recreo en un texto que domina el verbo; con un uso, como eje de la narración, del pretérito perfecto simple y del revestimiento culto de la lengua oral, con sus epítetos...

"... Y el Azarías, babeaba y señalaba a lo alto, hacia los graznidos, dulcificados por la distancia, de los pájaros,

muchas milanas,¿ no las ve?

y sin aguardar respuesta, elevó al cielo su rostro transfigurado y gritó haciendo bocina con las manos,

¡¡quiá!!

y, repentinamente, ante el asombro del señorito Iván, una grajeta se desgajó del enorme bando y picó en vertical, sobre ellos, en vuelo tan vertiginoso y tentador, que el señorito Iván, se armó, aculató la escopeta y la tomó los puntos, de arriba abajo como era lo procedente, y el Azarías al verlo, se le desformó la sonrisa, se le crispó el rostro, el pánico asomó a sus ojos y voceó fuera de sí,

¡no tire, señorito, es la milana!

pero el señorito Iván notaba en la mejilla derecha la dura caricia de la culata, y notaba, aguijoneándole, la represión de la mañana y notaba, asimismo, estimulándole, la dificultad del tiro de arriba abajo, en vertical y, aunque oyó claramente la voz implorante del Azarías,

¡ señorito, por sus muertos, no tire!

no pudo reportarse, cubrió el pájaro con su punto de mira, lo adelantó y oprimió el gatillo y, simultáneamente a la detonación, la grajilla dejó en el aire una estela de plumas negras y azules, encogió las patas sobre sí misma, dobló la cabeza , se hizo un gurruño, y se desplomó, dando volteretas , y , antes de llegar al suelo, ya corría el Azarías ladera abajo, los ojos desorbitados, regateando entre las jaras y la montera (...) pero el Azarías, sentado orilla una jara, en el rodapié, sostenía el pájaro agonizante entre sus chatas manos, la sangre caliente y espesa escurriéndole entre los dedos , sintiendo, al fondo de aquel cuerpecillo roto, los postreros, espaciados, latidos de su corazón, e, inclinado sobre él sollozaba mansamente,

milana bonita, milana bonita "

Miguel Delibes (1920-2010)

Que la tierra le sea leve, descanse en Paz.

No hay comentarios: