domingo, 13 de junio de 2010

" EL SIGLO DE LAS LUCES "


Hubo un año en que probé el café danés y se me quedó un sabor nórdico como de mujer fría pero que quema al tocarla. Esta tarde, preparo un café cubano que sabe a canela y a aguardiente.

" Todo olía fuertemente en esa hora próxima al crepúsculo que pronto incendiaría un cielo durante unos minutos, antes de disolverse en una noche repentina : la leña mal prendida y la boñiga pisoteada, la lona mojada de los toldos, el cuero de las talabarterías y el alpiste de las jaulas de canarios colgadas de las ventanas. A arcilla olían los tejados húmedos; a musgos viejos los paredones todavía mojados; a aceite muy hervido las frituras y torrejas de los puestos esquineros; a fogata en Isla de Especias, los tostadores de café con el humo pardo, que a resoplidos, arrojaban hacia las cornisas de clásico empaque, donde demoraba entre pretil y pretil, antes de disolverse, como niebla caliente, en torno a algún santo de campañario. Pero el tasajo, sin equívoco posible, olía a tasajo; tasajo omnipresente, guardado en todos los sótanos y transfondos cuya acritud reinaba en la ciudad, invadiendo los palacios, impregnando las cortinas, desafiando el incienso de las iglesias, metido en funciones de la opera...

Aspirando un olor que por fin le era grato y alternaba con los humos de un nuevo tostadero de café, hallado en la vuelta de una capilla. Carlos pensaba, acongojado, en la vida rutinaria que ahora le esperaba "

Alejo Carpentier (1904-1980)


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