domingo, 14 de noviembre de 2010

LA CIUDAD INDUSTRIAL.


Hay escritores con los que se aprende historia. En mi colegio leíamos a Dickens.

" Era una ciudad de ladrillos colorados, o más bien de ladrillos que habrían sido colorados, si el humo y las cenizas lo hubiesen permitido; pero tal como estaba era una ciudad de un rojo y de un negro poco natural, como el pintado rostro de un salvaje. Era una ciudad de máquinas y de altas chimeneas, de donde salían sin descanso interminables serpientes de humareda, que se deslizaban por la atmósfera sin desenroscarse nunca del todo. Tenía un canal obscuro y un arroyo que llevaba un agua enturbiada por un jugo fétido, y existían vastas construcciones, agujereadas por ventanas, que resonaban y retemblaban todo el día (...) Constaba la ciudad de varias calles grandes, que se parecían entre sí, y de infinitas callejuelas, aún más parecidas unas a otras, habitadas por gentes que se parecían igualmente, que entraban y salían a las mismas horas, que pisaban de igual modo, que iban a hacer el mismo trabajo, y para quienes cada día era idéntico al anterior y al de después, y cada año, el vivo reflejo del que le había precedido y del que iba a seguirle "

Charles Dickens (1812-1870 )

( Foto de Alfred Eisenstaedt )

4 comentarios:

Ula dijo...

"...para quienes cada día era idéntico al anterior y al de después, y cada año, el vivo reflejo del que le había precedido y del que iba a seguirle ".

¡Qué tristeza! ¡Vaya vida!
Yo prefiero jugar, aún con el riesgo de perder.
Mientras tanto...
Saludos

Carmen Pulido dijo...

Ula, para que unos tengamos la vida más alegre, otros tienen que tenerla triste.

Lo tomo prestado José María, me ha gustado mucho, para mi es un homenaje hacia aquellos que no han tenido opción de escoger otra vida.

Besos.

Carmen

Ula dijo...

Como ya dije en alguna ocasión trabajo en el Voluntariado (el sábado se celebra) y no tiene que ser así necesariamente. Podemos soñar con algo mejor y no pensar en que hemos nacido predestinados a la desgracia. Para eso ayudamos en los campos de la psicología, el trabajo corporal, acompañamiento, enseñanza... A veces hay que ayudarles a bien morir incluso.
Todos tenemos derecho a vivir una vida más alegre, aún sabiendo que tenemos que inventar paraísos.
No quiero pensar, Carmen, que forzosamente tengan unos que vivir alegres para que otros vivan tristes por compensación.
Siempre hay opciones, mientras haya vida y esperanza.
Vaya, me he puesto seria.
Un saludo

Ula dijo...

Aunque digo antes que el sábado se celebra, es porque el Día Internacional del Voluntariado (5 de diciembre)es un gran puente y la costa se llena de turistas, así que aquí se adelante.
Disculpas por si fuera de interés para alquien.
Saludos