jueves, 17 de noviembre de 2011

LAS PROPIAS DERROTAS.


Hace años que me hice amigo de Bruno Schulz. Su libro " Las tiendas de color canela " me gustó muchísimo, y no he dejado de buscar sus escritos y mirar sus dibujos y grabados. En esta bitácora he puesto algunas cosas suyas. Esta tarde, leo sus cartas y me llama la atención la que envía a Romana Halpers desde Drohobycz el 16 de agosto de 1936.

" Señora, tengo remordimientos de conciencia por no haberle escrito, aunque podría justificarme por las distracciones y la desorganización de mi tiempo en Varsovia. No voy a hacerlo, Hay motivaciones que, al querer expresar de una manera más concreta el auténtico estado de las cosas, se vuelven cada vez más artificiales y forzadas. Ha hecho usted bien en recordarme a Rilke. Cuando uno está deprimido con sus propias derrotas ( de las que nadie sabe nada ) en la creación, la evocación del nombre de Rilke tiene un efecto beneficioso.

La existencia de sus libros es una garantía de que las sordas y confusas masas de los elementos no formulados en nosotros pueden todavía surgir a la superficie destiladas de manera espléndida. La precisión y la pureza de la destilación rilkeana es un consuelo para nosotros. Sufro mucho al intentar escribir. El escritor ( al menos el tipo de escritor al que pertenezco ) es la criatura más miserable de la Tierra. Tiene que estar mintiendo constantemente, tiene que presentar de una manera convincente como algo pleno y real lo que en él se encuentra verdaderamente en descomposición y en un caos. Que yo pueda representar para alguien lo que Rilke representa para mí me produce rubor y emoción, y creo que no soy merecedor de provocar tales sensaciones. Con lo cual no me lo tomo del todo en serio.

Me alegro de estar en contacto con usted. Tengo curiosidad por saber qué texto resultará de este contacto.

Le adjunto con esta carta un ejemplar de " Las tiendas de color canela " y le remito mi más sincero respeto "

Bruno Schulz ( 1892-1942 )

( Foto de Roman Vishniac )

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una música preciosa y un texto lleno de sensibilidad y sencillez. Me ha encantado. Que ratos tan agradables se pueden pasar en tu blog.
Un abrazo.
Marisa