martes, 6 de diciembre de 2011

" A LA LUNA "


El poeta Pérez-Clotet, supo mirar la luna rondeña. Poema magistral.

" En ti amorosa luna que velas
-¡ luna impasible !- nuestros destinos,
ligada al rumbo frágil del hombre
por la caricia de tantos sueños;
en ti, consigo, mudable, eterna,
sobre el nocturno trémulo, quiero
soñar mi noche, mi oscuro abismo,
de hondas auroras, raudas, rebeldes;
contigo y solo con mi tiniebla,
redonda y alta, que es nieve y luna
desoladoras; que es voz celeste,
pura, y gemido de espina y roca;
contigo, ¡ oh luna dulce de siglos !
en este instante que me destierra
de ayer, de siempre, de tus amores,
soñando luces calladas, íntimas;
en ti, mi noche, mis propias lunas
inevitables, bajo el imperio,
vago y ardiente, de mi nostalgia "

Pedro Pérez-Clotet ( 1902-1966 )

( Foto de Wynn Bullock )

2 comentarios:

Ula dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Querido Almirante:
Después del estupendo y poco conocido texto de Flavio Vegecio Renato y del maravilloso poema de su paisano Pérez-Clotet, creo que no le importara añadir a su bitácora una tercera consideración sobre la Luna. La cuenta Paul Morand en el libro dedicado a Venecia, aunque los venecianos de cierta edad la recordamos sin necesidad de leerla en ningún sitio. Ocurrió en la época en la que las autoridades municipales, gravemente enfermas de progresismo, sugirieron cambiar las luces de los faroles de la plaza de San Marco -muy tenues, como todas las de aquí- por otras de quirófano, mucho más potentes, intimidatorias en realidad. A mis paisanos les pareció mal, muy mal, y organizaron una manifestación en la que se exhibía una única pancarta con estas palabras: "preferimos la Luna".
Afortunadamente, las autoridades se echaron atrás y los venecianos podemos todavía disfrutar de la ciudad cuando las masas de turistas la abandonan. Y es que la Luna de Venecia -la misma Luna de Ronda, de los campos de batalla de Flavio Vegecio Renato y de los cinco continentes que usted ha singlado física o espiritualmente- no sólo es otra Luna cuando se refleja en los canales, plateando levemente el agua que acaricia los peldaños musgosos de los viejos palacios, sino la única potencia capaz de conjurar el espectro de Venecia, la verdadera Venecia.
Un saludo: Alvise Contarini