martes, 26 de junio de 2012

INCLINATAE MAMMAE.


   Versos de Ovidio, Propercio y texto de Pascal Quignard. La tarde pasa lentamente.

 Té helado y música de otros tiempos.

    " Por fin el lecho, la sombra y el silencio.
    En Roma no se puede encender una vela. Hay que encomendarle  la parte del deseo a su noche. La fascinación que inspira el otro sexo está en el origen de una hipnosis que la noche estorba porque la oscuridad la priva momentáneamente de su poder.  En los poetas elegíacos el amante no cesa de suplicar que haya una lámpara encendida y añade a este ruego otro : quitar la venda de los pechos :    " A Venus no le gusta que amemos a ciegas ( in caeco ). En el amor los ojos son los guías ( oculi sunt in amore ) . ¡ Oh dicha de una noche luminosa ! ¡ Oh tú, pequeño lecho ( lectule ) feliz con mi placer! Cuántas palabras intercambiadas a la luz de las lámparas. Y después de apagar la luz ( sublato lumine ), en plena noche, cuántos combates de amor. Una sola noche puede hacer de cualquier hombre un dios (Nocte una quivis vel deus  esse potest ). A veces ella luchaba con los pechos desnudos. Otras veces me hacía languidecer conservando su túnica puesta. Si te obstinas en acostarte vestida, te desgarraré la ropa con mis mano. Las tetas sueltas ( inclinatae mammae ) no te estorbarán en los juegos del amor... "

     Pascal Quignard .

     ( Foto de Jan Scholz )

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