martes, 12 de junio de 2012

" LA JOLLA "


    Tenía abandonado a Raymond Chadler, viejo amigo de tiempos de zozobras. Sus cartas abren estancias cerradas para espiar. Leo la que envía a Michael Gilbert, el 6 de septiembre de 1956.

   " La Jolla no es un lugar para vivir... No hay nadie con quien hablar. Todo lo que realizan en sus vidas los ricos y los casi ricos es una casa sobredecorada, la " casa bella " para la " vida elegante ", una esposa, que si es joven, juega al tenis en el Beach Club, se tiende en la playa hasta que su piel visible parece papel de lija pardo, y chilla de risa por alguna broma que apenas si merece más que un tibio " ah ". Si es madura es muy chic en un estilo desprovisto de gusto, habla muchísimo de cómo hará decorar el cuarto de huéspedes por algún idiota de patillas largas, tiene al marido tan domesticado que él teme sentarse en alguna de las sillas, y por cansado que esté debe ducharse y afeitarse y ponerse el esmoquin de chaqueta blanca ( en verano ) porque el señor y la señora Fulano vienen al jugar al bridge, juego que él odia casi tanto como al señor y la señora Fulano. Después están los jubilados muy viejos y muy ricos. Se visten inmaculadamente, los ayudan a subir y bajar de sus cadillacs chóferes- mayordomos negros que los llevan al Beach Club, donde se sientan en perfecto silencio o conversan a voces bajas y monosilábicas con otros de su especie "

                      Raymond Chandler ( 1888-1959 )

                      ( Foto de Horst P. Horst )

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