martes, 12 de febrero de 2013

TANIA.


          Es imposible no enamorarse de Nina Berbérova; son tentaciones en las que caer con dolo. Leí  " El lacayo y la puta ", en octubre de 1992. Hoy vuelve.

     " Cuatro años. Tres veces por semana-siempre durante el día- acudía él a descansar de su mujer, de la bolsa, del bridge, de las letras impagadas, de los cheques sin fondos y de toda la difícil e irregula existencia masculina. Cada vez le entregaba cien francos y le decía que solamente allí, en la miserable, no muy limpia y acogedora habitación, se sentía un hombre y no parte de un rebaño. ¿ Se casará conmigo ?, se preguntaba ella algunas veces. ¿ Se divorciará ? ¿ Dejará a su mujer ? Cuando ella le pedía salir, contestaba que alguien podía verlos juntos y denunciarlo, lo que destrozaría su vida. Era prudente, en cuanto llegaba reclamaba su batín, sus zapatillas, el té y abría el paquete de pasteles. No se casará, no se casará nunca, se decía ella mirando con odio el batín rojo, con borlas- colgado de la puerta y esparciendo su olor por la habitación-, que protegía sus bienes. Y sin embargo, ¡ qué contenta se había sentido el día e que él trajo este olor personal, un pijama y las zapatillas ! Era casi como si ya se alojara allí, y faltara muy poco para tenerlo completamente conquistado.
    - Con un revólver, es posible- dijo un día Gulia-. Sólo para darle miedo. Imagínate si lo atropellan por la calle. Te quedaría sin nada, como antes. Y los años van pasando...
    No lo amenazó con ningún revólver. Y he aquí que, a fines del cuarto año, deapareció. Había dicho que sus negocios le obligaban a abandonar París durante una semana, pero había pasado ya casi un mes sin que regresara... "

          Nina Berbérova ( 1901-1993 )

         ( Foto de autor desconocido )

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