lunes, 30 de marzo de 2015

" LA ESFERA Y LA CRUZ "


                    Toda la mañana en Montoro, compra de aceite y vuelta a casa. El campo maravilloso.

              Con el aperitivo, los cuentos de Chesterton. La esfera y la cruz,  capítulo en el que aparecen san Miguel y Lucifer en un platillo volante discutiendo.

     " Una vez- dice el Arcángel- conocí a un hombre como usted.
      -¡¡No existe otro hombre como yo !!- gritó Lucifer con tal violencia que estremeció la nave.
      -  Como iba diciendo- continúo Miguel-, ese hombre opinaba también que el símbolo del cristianismo era un símbolo de barbarie y sinrazón. Su historia es un tanto divertida. Viene a ser una alegoría perfecta de lo que les ocurre a los racionalistas como usted. Comenzó: por supuesto, negándose a tolerar un crucifijo en su casa, ni siquiera pintado, ni pendiente del cuello de su mujer. Decía, igual que usted, que era una forma arbitraria y fantástica, una monstruosidad, amada por ser paradójica. Después fue haciéndose cada vez más violento y excéntrico; quería derribar las cruces de los caminos, porque vivía en un país católico romano. Finalmente en un acceso de furor trepó al campanario de la iglesia parroquial y derribó la cruz, blandiéndola en el aire, y profiriendo atroces soliloquios, allá en lo alto, bajo las estrellas (… ) 
    Cuando llegó a su casa estaba completamente loco. Se dejó caer en una silla, y luego se alzó de ella porque los travesaños del maderamen repetían la imagen, insufrible. Se arrojó en la cama, lo que sirvió para recordarle que la cama, igual que todas las cosas labradas por el hombre, correspondían al diseño maldito. Rompió los muebles, porque estaban hechos de cruces. Pegó fuego a la casa, porque estaba hecha de cruces. En el río lo encontraron.
    Lucifer le miraba mordiéndose un labio.
    ¿ Es verdad esa historia ? preguntó.
    ¡ Oh , no !- dijo Miguel vivamente. Es una parábola. Es la parábola de todos los racionalistas como usted. Empiezan ustedes rompiendo la cruz, y concluyen destrozando el mundo habitable. Les dejamos a ustedes  diciendo  que nadie debe ir a la iglesia contra su voluntad: cuando les encontremos de nuevo estarán ustedes diciendo que nadie tiene la menor voluntad de ir a ella. Les dejamos a ustedes diciendo que no existe el lugar llamado Edén. Les encontramos diciendo que no existe el lugar llamado Irlanda. Parten ustedes odiando lo racional y llegan a odiarlo todo, por todo es irracional, y…"

        G.K. Chesterton ( 1874-1936 )

        ( Foto de Bert Hardy )

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